jueves, 18 de mayo de 2017

MARCEL KEMADJOU NJANKE: Poesía Actual de Camerún





Marcel Kemadjou. (Camerún). Nació en Douala en 1970, ciudad en la que vive y trabaja. Es mercero de profesión, tiene su local en el mercado popular de Mboppi en Douala; Coordinador de la asociación Libro Abierto y del Festival Internacional de Poesía 3V. Desde el 2007 reúne anualmente a poetas, artistas visuales y músicos sobre un mismo escenario de encuentros e intercambios. Habla y escribe el Medumba, el francés, el inglés y el español. Igualmente ejerce como traductor literario. Ha publicado varios libros de poesía, tanto individualmente como en antologías. También es cronista y ha participado en festivales en África y América Latina.




Vine a la tierra
para aprontar el regreso del pasado.
¡¿Qué!?
El amor, hoy
es no más que un vacío pronto
llenado de fango y de desastre
¡Blasfemo!
Vine con el pasado, su llama
arde en mi mano y ando
sobre las cenizas de sus dolores
¡¿Qué!?
El futuro es mi espalda y lo
verán sólo al momento escogido
por el pasado que traigo
¡Loco!
Takunga solía hacer los mismos milagros
y como el forastero es Dios,
han  quemado la casa de Takunga.
¡Idólatra!
Cada día otorgan a César
lo que es de Dios y a Dios lo que pertenece a César.
Takunga, él, se sacrificaba por todos
¡Pagano!
Metí mi mano en la noche
y aquí está la calavera de Takunga
tiene el color del día
¡¡¡Africano !!!
Ya no se lo llama Takunga
se lo llama Antepasado y el forastero sin dios
dice que se llama calavera y blasfemo
¡Verdad!
Vengo con el pasado. Comen sus cenizas y
se sientan sobre su fuego. ¿Por qué lloran
entonces cuando sus nalgas se queman?
¡Muera!
Tengo la edad del pasado o eres tú
quien me empuja hacia el polvo
y quiebra mi bastón …
¡Silencio!
Mi bastón que quebraste eres tu mismo
porvenir y es esta calavera que se revolcó en el
polvo la que te habla hoy.
Risa…





Tú, vecina con corazón de oro ¡cuídate!No confundas el fruto con el árbol.
El fruto es el sacrificio que hace el árbol para decir su agradecimiento a lo eterno:
la palabra del anecdotista es fruto
pero el anecdotista es el árbol.
Vecina con corazón de oro, confórmate  con los frutos que recoges en el jardín;
¡deja el árbol donde está!
No pienses que escogerlo
convertirá tu sonrisa tan sencilla en risa.
Mira, el árbol tiene raíces, la corteza del tronco y hojas antes del fruto carnoso.
La raíz tiene un gusto a basura;
¿podrías tú beber su brebaje sin vomitar?
Cuando vayas a abrazar el árbol, la savia de su tronco manchará tu precioso kaba.
Cuídate también de las feroces hormigas shud que vigila el árbol.
Y sus hojas sin gusto arraigado;
¿podrías tú masticarlos sin que te alejan de las delicias de los frutos?
Linda vecina con maneras nobles,
da la espalda al anecdotista ¡vete!
Pero cada vez que llegues al vecindario de su jardín abundante,
entra y recoge todos los frutos
que hablan a tu corazón de oro.





Estos huesos, que permiten
a mis músculos no
actuar como un chicle
ya masticado
es a la luna que los he pedido
este djèmè mío, que brota de mis huesos y sube para esperar
la apertura de las puertas del
placer y del porvenir
¿no lo he pedido yo a la espuma de la luna?  ¡ ¿

mi cerebro, oh, mi cerebro
con sus surcos rebeldes y sus
túneles silenciosos que recorren
el viento y sus duplicaciones generalizadas
¿No vienes tú del metal de la luna?
la bendita está sentada
y camina en sus sueños
mientras el niño chupa esa leche
que se agota y se recompone
porque viene de las erupciones de la luna
y tú, esa sangre que transporta la luz
en todo este cuerpo ¿crees tú que
vienes de otra parte, que no perteneces
a la gran familia de la noche?
Nací de la luna ; y la herrumbre del tiempo te ha fecundado.




Traducción del autor. Revisión al castellano por Gladys Mendía.

© Kemadjou Njanke Marcel, Los jardines del instante, inédito.